Meta vs. OpenAI compiten por obtener el mejor talento

Meta ha lanzado una ofensiva millonaria para fichar talento de OpenAI, ofreciendo bonos de hasta 100 millones de dólares. Pero Sam Altman responde: “eso no construye una gran cultura”. ¿Qué pesa más hoy en la atracción de talento en IA: el propósito o el salario? En este análisis exploramos cómo esta guerra afecta también al ecosistema tech en España y qué pueden hacer las empresas locales para no quedar fuera del tablero.

Sam Altman, CEO de OpenAI, denunció recientemente que Meta está ofreciendo bonos de entrada de hasta 100 millones de dólares a empleados de OpenAI. No se trata de un salario anual, sino de un solo bono, y según Altman, ninguno de sus mejores investigadores ha aceptado. Este episodio refleja cómo Meta vs. OpenAI compiten por obtener el mejor talento incluso alcanzando niveles absurdos.

Valores vs. dinero: ¿Qué motiva de verdad?

Altman sugirió que estos montos “no construyen una gran cultura”. Más allá de la provocación, su mensaje apunta a una verdad clave: el dinero puede ser un incentivo inicial, pero no garantiza compromiso a largo plazo ni sentido de pertenencia. En entornos de alta innovación, donde el talento busca propósito, retos técnicos y autonomía, la cultura organizacional se vuelve crítica.

La historia reciente en Silicon Valley confirma que el dinero importa… pero no basta. Empresas como OpenAI, DeepMind o Anthropic han sabido atraer a perfiles top no solo por sus condiciones salariales, sino por su visión de impacto global. La cultura, misión y crecimiento profesional se convierten en activos diferenciales tan importantes como el equity o los beneficios

¿Una guerra irracional? Inflación salarial y desigualdad

Bonos de 8 o 9 cifras, cenas con Zuckerberg o llamadas de CEO están a la orden del día. Pero esta carrera salarial tiene riesgos: inflación de costes de talento, concentración en grandes corporaciones y desventaja para startups. La desigualdad de condiciones también pone en jaque la diversidad del ecosistema.

Pero esta carrera tiene efectos secundarios peligrosos:

  1. Pone fuera de juego a startups y empresas emergentes que no pueden competir con estos sueldos.
  2. Aumenta la desigualdad dentro de los equipos, rompiendo la equidad interna y afectando la cohesión.
  3. Desvía el foco de la innovación colaborativa hacia dinámicas puramente transaccionales.

Estrategia corporativa: fichajes, hardware y datos

La competencia no se limita al talento humano. Meta, por ejemplo, no solo ofrece bonos millonarios, sino que ha comprado casi la mitad de Scale AI por 14.300 M$, incorporando también a su CEO, Alexandr Wang. Este movimiento le da acceso no solo a expertos en datos, sino a millones de datos etiquetados, fundamentales para entrenar modelos más potentes.

Además, hay una carrera paralela por adquirir GPUs, clusters de entrenamiento, derechos sobre datasets y patentes de arquitectura. En este sentido, la “guerra de talento” es también una guerra de infraestructura. Quien controle los recursos —humanos, computacionales y de datos— tendrá la ventaja competitiva en la carrera hacia la AGI.

El futuro: ¿Qué funciona?

¿Puede una empresa ganar esta guerra sin jugar al nivel de las Big Tech? La respuesta está en la estrategia de propuesta de valor. Las compañías que consiguen atraer talento lo hacen no solo con buenos sueldos, sino con proyectos inspiradores, líderes accesibles, autonomía para experimentar y una cultura que promueve el aprendizaje continuo.

El «employer branding» se ha convertido en una herramienta clave. Las empresas están invirtiendo en mostrar su cultura, propósito y compromiso social. Además, los esquemas de trabajo flexible, el reconocimiento profesional y las oportunidades de crecimiento transversal son hoy más determinantes que el salario base para perfiles de alto nivel.

¿Y en España? Radiografía del talento tech local

Aunque las cifras de Meta y OpenAI parezcan lejanas, el fenómeno tiene eco directo en España. La fuga de talento digital hacia centros como Londres, Berlín o Ámsterdam se ha intensificado, en parte por la dificultad de competir en salario, pero también por la falta de propuestas atractivas en cultura y misión.

El ecosistema español cuenta con hubs prometedores en Barcelona, Madrid o Valencia, donde muchas startups luchan por captar desarrolladores, ingenieros de datos y expertos en IA. La presión del mercado global obliga a empresas locales a repensar su propuesta de valor: no podrán igualar los sueldos de Silicon Valley, pero sí pueden ofrecer proyectos con impacto, flexibilidad y comunidad.

Además, los fondos europeos Next Generation están impulsando la digitalización en sectores estratégicos, abriendo nuevas oportunidades para retener talento tech en territorio nacional. A esto se suman los programas de formación en IA y la creación de comunidades técnicas como las que potenciamos desde My Tech Plan.

Algunas cifras en España:

  • Un ingeniero de IA en España gana en promedio entre €35.000 y €68.000, según nivel y ciudad. En Madrid ese promedio puede alcanzar los €60.000 por año.
  • En 2024 había más de 151.700 profesionales en Data e IA (6.700 en IA), pero se publicaron 30.000 ofertas, de las cuales cerca del 65 % quedaban sin cubrir.
  • En 2025 se proyectan 3.300 vacantes sin cubrir, con un alza salarial del 18‑20 % anual en perfiles especializados.
  • Dificultad creciente de retención: del 12 % al 22 % de empresas informan mayor problema para mantener talento cualificado.
  • En 2025, el 90 % de empresas españolas priorizará la fidelización del talento, incorporando IA, flexibilidad y formación para reducir la rotación.

Como obtener el mejor talento

La batalla por el talento en IA es intensa: Meta muestra músculo con cheques colosales, pero OpenAI responde con cultura y visión. La lección para empresas: captar talento no solo exige recursos, sino inteligencia estratégica y coherencia cultural.

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